Escribe: Jessi Vila Q.
El 2022 fue un año de inestabilidad política, un año donde la condición económica de muchos sectores de la población decreció. En agosto de ese año la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advertía que la población peruana tenía a siete de cada diez distritos registraban problemas de inseguridad alimentaria. En muchas ocasiones, el ex presidente golpista Pedro Castillo justificaba la pésima gestión de su mandato como consecuencia de la pandemia de COVID 19 y el conflicto internacional entre Rusia y Ucrania.
Es evidente que la pandemia dejó consecuencias económicas en el país, sobre todo porque la gestión de la misma fue ineficiente por parte del vacado ex presidente Martín Vizcarra. En cuya gestión, se encontró serios indicios de corrupción, respecto al manejo de la misma, lo que conllevo a su vacancia. Asimismo, el gobierno del presidente que asumió la posta, Francisco Sagasti, tuvo que abordar el problema sanitario y el desafío de reactivar una económico paralizada por el gobierno de Vizcarra. No obstante, económicamente el Perú tenía todas las condiciones para retomar su crecimiento pre pandemia.
Ahora, desde que asumió el cargo, Pedro Castillo generó una fuerte inestabilidad política. Esto debido a que, por un lado, las personas que convocó a trabajar en los cargos ministeriales no eran los idóneos. Por otro lado, la amenaza de una asamblea constituyente causó una de las mayores fugas de capitales de los últimos tiempos. Y eso se contrapone con lo que ya se evidenciaba en la olla de los peruanos, donde encontramos que no solo uno siete de cada distritos registraban problemas de Inseguridad Alimentaria, sino que, la cifra se agudizaba en octubre, siendo que se encontraba que uno de cada dos peruanos no sabía si comería el día siguiente.
Hoy el pedido de la asamblea constituyente se mantiene vigente en los grupos de izquierda y es una las consignas que se repite en las manifestaciones que vemos en el sur del país. Lo que esta población no entiende es que el Perú no necesita una nueva constitución, el problema económico y alimentario gira en torno a la capacidad de gestión de los gobiernos de turno más que en el modelo político y económico contenido en la constitución. No obstante, los bloqueos de carreteras y el cierre de los negocios representan un factor más que repercutirá en la economía de población y con ello disminuirá la capacidad de adquisición de las familias.
Es importante que los peruanos no se presten a la violencia ya que el sector turístico en el sur del Perú se esta viendo seriamente afectado, luego de las constantes amenazas de huelgas y cierre de carreteras, muchos turistas has suspendido sus proyectos de visitar el país. Esto afecta directamente en la economía de muchos peruanos que viven del turismo y pone en riesgo la seguridad alimentaria de estas personas.
Por estas razones las demandas de la izquierda están afectando la economía nacional y han puesto a muchos hogares a merced de la inseguridad alimentaria. Es por ello, que la población no debe dejarse engañar con estos pedidos, ya que no buscan solucionar los problemas de fondo, sino que son una consigna política que solo busca beneficiar a una clase política que ha llegado al poder y pretende perpetuarse en él, por eso la necesidad de la asamblea constituyente.