Como se recuerda, el Congreso de la República autorizó la salida del país del presidente Pedro Castillo para que pueda asistir a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que se realizará en los próximos días en la ciudad de Nueva York en Estados Unidos.
El permiso fue aprobado con 69 votos a favor, 43 en contra y 1 abstención, después de un debate de poco más de una hora de duración en el Pleno; una decisión que contrasta con la negativa a inicios de agosto en el Parlamento de dar permiso a Pedro Castillo para acudir a la toma de mando de Gustavo Pedro como presidente de Colombia en Bogotá.
El presidente Castillo solicitado esta autorización para salir del país entre el 18 y 22 de septiembre a través de un oficio enviado al Congreso. Entre las razones del pedido se indicaba que el mandatario tenía previsto participar en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, a desarrollarse el lunes 19 de septiembre.
Vergüenza internacional
A pesar que diversos analistas políticos pedían al Congreso no otorgarle el permiso a Pedro Castillo para viajar a Estados Unidos y representar al Perú en la ONU con el temor que el mandatario vuelva a causar otra vergüenza internacional de los que ya nos tiene acostumbrado por su falta de preparación y capacidad.
Pedro Castillo viene generando nuevamente miles de críticas tras su participación en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) tras narrar su anécdota del tamborcito en una reunión con los inversionistas, una actividad organizada por la American Society Council of Americas.
El funcionario que se encontraba al lado derecho de Pedro Castillo no pudo ocultar su incomodidad mientras escuchaba al mandatario.
“Quisiera compartir con ustedes hace unas semanas en Villa María del Triunfo a media noche tenía que concurrir cuando me entere por ejemplo que una familia, un señor que tenía siete hijos, este señor que había adquirido de una manera tan sacrificada un tamborcito y subía al ómnibus, tocaba su tambor y su hijita la más pequeña empezaba a bailar para llevar un pan, un pedazo de comida a su mesa. Y una de esas noches cuando no tenia luz, no tenia agua, se alumbraba con una vela, 1 de la mañana se produce un incendio, se queda todo en cenizas, incluido el tamborcito”, narró Pedro Castillo su anécdota del tamborcito.