Por Ángela Ccanto Buendía. Vivir con miedo, estrés, depresión y constante alerta en tu vida, no es vivir. La ciencia ha comprobado que el estrés y las condiciones antes mencionadas afectan directamente a tu sistema inmunológico, cuyo único trabajo es defender nuestro organismo. Es decir, lo último que necesitamos son más psicosociales respecto a la “Olas peligrosas” que se desinflan en dos días.
Desde el mes de marzo del inolvidable 2020, el gobierno de Martín Vizcarra ordenó determinadas restricciones para evitar intentar disminuir el contagio del virus. Muchas de esas restricciones fueron innecesarias, no efectivas y risibles. Pero lo que debería cuestionarse es por qué el gobierno de Martín Vizcarra nunca le dijo a la población, con toda la atención mediática que tenía, que el miedo y el estrés los estaban debilitando mentalmente. Pero usaron la comunicación de riesgo para modificar situaciones y conductas, sobre la base de una estrategia de miedo y advertencias.
Una de las consecuencias de dicho uso es lo que vivimos actualmente. Personas que escuchan o leen la palabra “Ola”, “contagios” y “fallecidos”-palabras que fueron usadas de forma abusiva en los últimos meses- y creen que la mascarilla es el quinto elemento. Ahora bien, de ninguna manera buscamos decir cómo debería cuidarse cada persona, no sería justo ni correcto. Sin embargo, tampoco lo es que pretendan imponer, después de 28 meses desde que se inició el encierro, costumbres que no tienen ningún respaldo científico que demuestre que el virus está en el aire, incluso en zonas cerradas y amplias.
El mundo está dejando atrás el uso obligatorio de mascarillas. Países como Argentina, España, Estados Unidos y casi toda Europa han dejado atrás la mascarilla. Pero, aquí, es bastante fácil que un gobierno inhábil como el que tenemos genere evidentes psicosociales para tapar los aeropuertos hechos a la comodidad del presidente Casillo: “no más pobres en un país rico”.
El Gobierno sabe que con eso puede distraer la atención de las personas, pero también la intolerancia e imposición. No busquen imponer que actualmente están infundados, ya que, ni siquiera el mismo gobierno tenía evidencia científica de la “amenaza” de una nueva “ola” y cifras reales que determinen una verdadera razón para restringir los derechos de los peruanos.
Famosa frase: tus derechos terminan donde empiezan los míos. Tienes el derecho de usar todas las mascarillas que necesites, pero no tienes el derecho de ordenar que también las usen otros. Busquemos defender lo razonable, aquello basado en pruebas confiables y a identificar cuando tu gobierno continúa usando el miedo para manipular. Estamos viviendo un momento de gobiernos de izquierda y es sabido que el respeto a la democracia y derechos individuales no son su mejor bandera.