La duda sobre si es saludable o no comerlo con piel es muy común, pero no debes preocuparte. Consumir piel de pollo es seguro porque el uso de hormonas en la cría de este animal se prohibió hace más de dos décadas.
De todos modos, no tenemos que perder de vista que la piel es su parte más calórica, así que si como “malo” entendemos que con ella vamos a ingerir más calorías y más grasa, lógicamente lo ideal es evitarla.
Por tanto, comer la piel del pollo ocasionalmente como parte de una dieta equilibrada generalmente no es perjudicial. Sin embargo, si tienes preocupaciones específicas relacionadas con enfermedades cardíacas o el colesterol alto es posible que desees evitarla o limitar su consumo.
Además, si estás tratando de controlar tu peso, puede ser mejor quitar la piel, ya que, como decíamos, es donde se concentra la mayor cantidad de calorías y grasas saturadas.
¿Qué dice el especialista?
El medico cubano gastroenterólogo, Raymond Rafael Cruz Tillán a través de su cuenta de TikTok señala que la piel del pollo tiene más grasa saludable que no saludable.
“La piel del pollo tiene más grasa saludable que no saludable. Aproximadamente las 2/3 son mono insaturadas y poli insaturadas, son grasas buenas. Y en segundo lugar cuando fríes el pollo con la piel, ella sirve de barrera para que el aceite no entre en la carne”, aseguró el médico Raymond Rafael Cruz Tillán.
¿Cómo cocinar el pollo para comer con la piel?
La forma en que se prepara el pollo es importante para decir si lo comemos con piel o no. Si te gusta la piel y de vez en cuando quieres tomarla, existe un truco para evitar que la grasa se concentre en esa zona: asarlo. Esa es la mejor opción porque esta manera la grasa se desprende y se queda en el jugo.
Ocurre todo lo contrario si lo fríes. Con esta técnica la piel retendrá su grasa… y también parte de la del aceite que uses. Además, cuando se cocina a altas temperaturas, como pasa con la fritura, puede volverse crujiente pero también puede generar compuestos potencialmente dañinos, como acrilamida. Así que si quieres prepararlo así alguna vez, es mucho mejor que le quites la piel.
Otra cosa a tener en cuenta es que la piel del pollo es la parte del animal que más bacterias acumula, ya que es la que está en contacto con más microorganismos y es que antes de que el pollo llegue a la tienda, pasa por los contenedores de transporte, la desplumadora o el matadero, lo que multiplica las posibilidades de contaminación bacteriana.
Así que si vas a comer la piel del pollo, es importante saber que el único modo de eliminar las bacterias es cocerla bien.
Las partes más sanas del pollo
Las partes menos grasas del pollo, por tanto las más saludables, son los solomillos y la pechuga. Esta última posee un valor nutricional envidiable: solo tiene un 3 % de grasa y, en cambio, un 25 % de proteína de calidad y micronutrientes importantísimos como el fósforo, la niacina y la vitamina B6.
Como contrapartida, es cierto que son las partes menos jugosas del animal, pero eso tiene una solución culinaria.
Si quieres que siempre te queden tiernas y sabrosas, puedes marinarlas en una mezcla de especias, aceite de oliva y jugo de limón durante unos 20 minutos antes de cocinarlo.
Fuente: sabervivirtv.com
