El presidente del Banco de Desarrollo de América Latina, Luis Carranza, se vio obligado a renunciar tras registrar varias denuncias por acoso laboral, abuso de poder y despidos masivos en las diferentes oficinas de la organización en Latinoamérica, así lo dio a conocer el diario El País, en su portal web.
A través de un comunicado, el exministro de Economía argumentó que su salida responde a que no cedió a las intenciones de algunos países de interferir políticamente en las institución.
“Esta decisión responde a mi juicio, en parte, a mi negativa a ceder al interés de algunos países de interferir políticamente en las atribuciones que el Convenio Constitutivo le otorga al presidente ejecutivo para designar a sus colaboradores inmediatos”, dijo Carranza.
Asimismo, indicó que “En particular los directores por Argentina me solicitaron verbalmente y a través de mensajes escritos a principios de 2020 que designe como vicepresidente a una persona que no reunía las condiciones para el cargo. La documentación que prueba esta denuncia está bajo custodia en Secretaría General y a disposición de los miembros del Directorio si así lo estiman conveniente”.
Sin embargo, su renuncia respondería a las múltiples denuncias de extrabajadores en su contra por los delitos de maltrato, arbitrariedad y violaciones de los derechos laborales como denominadores comunes.
Los empleados, quienes habían trabajado con la institución entre 10 a 24 años, piden al Directorio que tome cartas en el asunto de lo que ellos denominan una cultura de “extorsión” y “chantaje”. En dos casos, los extrabajadores dicen ya haber realizado denuncias por la vía judicial.
“No solo hubo una conducta arbitraria de las personas designadas a dicha finalidad”, dice una carta firmada por Gonzalo de Castro con fecha en noviembre de 2018, “sino un agravio a mi familia, puesto que se me indicó que tendría que salir en muy breve plazo de España, desconociendo que tengo hijos en edad escolar. Intempestivamente, se me dejó en una especie de limbo económico, familiar y social, violentando mis más elementales derechos humanos”.