Inescrupulosos sujetos aprovechándose de la coyuntura, buscaron la manera de generar ingresos de manera ilícita y optaron por falsificar mascarillas N95 en su taller ubicado en La Victoria. Estas luego serían vendidas como originales.
Los tapabocas que elaboraban no contaba con ninguna de las medidas de salubridad permitidas y verificadas. Tampoco eran esterilizadas, luego de producirlas eran introducidas en las cajas de productos chinos para engañar que provenían de China.
El personal de la Inteligencia de la Región Lima fue la encargada de desmantelar esta organización. En el lugar también se halló etiquetas que se les pone a las botellas de alcohol.
Todo lo incautado fue un total de 8 toneladas solo en mercadería adulterada. Toda la mercadería se encontraba distribuida en los tres pisos de la casa que funcionaba como taller.