Debido al altísimo contagio de la variante Delta, se hace cada vez más ilusorio llegar a la inmunidad colectiva mediante las vacunas contra la COVID-19, sin embargo estas siguen siendo importantes para combatir contra la pandemia.
Desde hace meses, la inmunidad colectiva, es considerada como la salida de esta crisis sanitaria. No obstante, si se ha preguntado ¿solamente las vacunas permitirán hacer retroceder y controlar la epidemia? La respuesta es no, según el epidemiólogo Mircea Sofonea.
“En efecto, intervienen dos parámetros: la contagiosidad intrínseca del virus y la eficacia de la vacuna ante la infección. Y no son suficientes”, asegura el especialista.
Esto se daría ya que la dominante variante Delta, es considerada 60% más transmisible que la precedente (Alfa) y dos veces más que el virus original. Se afirma que, cuan más contagioso es un virus, más alto es el umbral necesario para lograr la inmunidad colectiva, obtenida vía las vacunas.
“En el plano teórico es una fórmula muy fácil de calcular. El cálculo se hace a partir del índice de reproducción de base del virus, es decir el número de personas que un infectado contamina en ausencia de medidas de control” explica el epidemiólogo Antoine Flahault.
Baja la eficacia
Para el virus original o histórico, con un R0 de 3, el umbral de inmunidad colectiva era de un 66% de personas inmunizadas. Pero si el R0 es de 8, como con la variante delta, llegamos al 90%, precisa Flahault.
Según datos publicados el martes por las autoridades de Estados Unidos, la eficacia de las vacunas Pfizer y Moderna contra el virus ha bajado de 91% a 66% desde que la variante delta es dominante. Esto ha ocasionado que cada vez más países apliquen una tercera dosis de refuerzo.