El viernes por la mañana, el expresidente peruano Alejandro Toledo se entregó a las autoridades estadounidenses. El político, que gobernó la nación sudamericana de 2001 a 2006, había intentado evitar la extradición a su país de origen, que busca juzgarlo por presuntamente recibir millonarios sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.
El miércoles, un juez federal rechazó la solicitud de Toledo de permanecer en territorio estadounidense y le ordenó entregarse al Servicio de Alguaciles de EE. UU., una agencia federal que se especializa en localizar a fugitivos de la justicia.
Toledo llegó a un juzgado de la ciudad de San José, al norte del estado, alrededor de las 9:00 horas. Lo acompañaba su esposa, la exprimera dama Eliane Karp. Permanecerá recluido en una celda en el condado de San Mateo hasta que se le dé luz verde para la extradición, lo que podría ocurrir en las próximas horas.
El político tenía una orden de arresto desde febrero de 2017 por recibir 35 millones de dólares. Huyó de Perú tras negarse a cumplir 18 meses de prisión preventiva, castigo impuesto por dos jueces peruanos.
Fue arrestado en California en julio de 2019. Primero fue enviado a la cárcel de Santa Rita, 60 kilómetros al este de San Francisco, pero la pandemia obligó a las autoridades a reconsiderar el aislamiento del político de 77 años. Desde 2020 se encuentra bajo arresto domiciliario en un departamento en el área de Menlo Park, en la Bahía de San Francisco.